Y tembló la Casa Blanca. Y las Fuerzas Aéreas. Y yo creo que hasta el lucero del alba...
La noticia -a toda página- de ovnis sobre Washington oscureció incluso los titulares de la convención nacional del Partido Demócrata. Aquella madrugada del 19 al 20 de julio de 1952, los ovnis se "pasearon" a sus anchas sobre los cielos del "corazón" administrativo-estratégico del país más poderoso del mundo.
Era cosa sabida -y hasta "benévolamente" consentida- que los Ovnis aparecieran en cualquiera de los estados de la unión, pero, de ahí a que sobrevolaran Washington D.C.... Ni la Fuerza Aérea, ni la CIA podían consentirlo.
La "oleada" ovni -especialmente captada por los radares norteamericanos- había empezado en marzo de ese mismo año de 1952.
Una carta "secreta"
El 9 de marzo se registró una múltiple observación en radar en las proximidades de la base aérea de Selfridge, en Michigan. El alboroto ocasionado por los ovnis fue tal que el coronel Neal J. O'Brien, ayudante general del Aire en el cuartel general del Comando Aéreo Continental (base de Mitchell, Nueva York), llegó a remitir la siguiente carta -clasificada como "secreta"- al director de informaciones, en el cuartel general de la aviación norteamericana
(Washington):
1. Para su información se adjuntan dos informes narrativos referentes a la observación por radar de un objeto volador no identificado.
2. Se considera digno de atención especial el hecho de que el objeto haya sido visto en las pantallas de dos (2) radares.
3. Se solicitó el comentario de expertos técnicos pertenecientes a este cuartel general, y se lo reproducen en parte para que usted lo examine.
a. Aunque es relativamente bien sabido que diversas condiciones ionosféricas causan reflejos a frecuencias menores, suele considerarse que estas capas no tienen ningún efecto a las frecuencias utilizadas por los dos equipos de radar mencionados, salvo cuando las inversiones de temperatura u otras condiciones atmosféricas o troposféricas causan deformaciones y reflejos falsos. Presumiendo que hayan existido dichas condiciones ideales en el momento de las observaciones, es concebible que un pequeño cambio concreto en la acción lateral física respecto del aparato de radar pueda causar un cambio aparentemente mayor en la posición relativa del "objeto" tal y como fue observado en la pantalla de radar, debido a las diversas longitudes de trayecto que toma la energía del radar hasta y desde el "objeto" como función de las capas de sensibilidad de frecuencia y ángulos de incidencia de la onda propagada. No obstante, la gran diferencia en las frecuencias de los equipos de radar Banda L-CPS-5 y Banda S-CPS4 y la evidente correlación de observaciones entre estos dos aparatos excluyen casi la posibilidad de efectos anómalos de propagación.
Además, la magnitud de velocidad y aceleraciones de los movimientos tridimensionales de los "objetos" descritos exceden la capacidad de conducta conocida de los vehículos más livianos que el aire en vuelo controlado.
b. Confirma también esta improbabilidad el hecho de que el "objeto" fue descrito como permaneciendo estacionario en el espacio libre durante un período medio de dos minutos.
c. Lo que se afirma en los informes cobra mayor validez por las declaraciones según las cuales los primeros indicios, que fueron a grandes altitudes, se observaron en el buscador de altitud CPS-4 antes de observarse en el equipo de vigilancia por radar CPS-5. Esto obedece a la lógica y a la experiencia directa, en cuanto se sabe que la cobertura de gran altitud del CPS-5 es mediocre y que la antena no se puede inclinar automáticamente como ocurre con el CPS-4, donde el controlador puede inclinar la antena dentro de vastos límites para observar cualquier objeto situado a gran altitud o en ángulo elevado. Cabe señalar que la anterior experiencia directa con un equipo CPS-5 de vigilancia por radar ha indicado que los blancos captados. a distancias y altitudes como las indicadas en el informe respectivo, tendrían probablemente una tasa de reflejo correspondiente al orden de magnitud de un B-29 o mayor.
d. En ausencia de diagramas de cobertura vertical y horizontal para los puestos específicos de radar, y de informes meteorológicos globales para la zona durante el período de tiempo en que se advirtieron estas observaciones, no es factible en este momento un estudio o evaluación completo.
e. En resumen, es inconcebible que un fenómeno electrónico conocido, o una combinación de varios fenómenos electrónicos, pueda producir todas las observaciones abarcadas por los informes adjuntos.
4. En los últimos tiempos ha aumentado la frecuencia de los informes de esta índole; por consiguiente se han enviado a todas las instalaciones de radar pertenecientes a este comando, instrucciones de comunicar toda observación de objetos insólitos en la pantalla. 5. Se recomienda que los informes sobre observaciones de objetos no identificados sean reexaminados para su presentación por todas las agencias zonales interiores de la Aviación.
Firmado: Neal l. O'Brien, coronel de la aviación Estadounidense, ayudante general del aire, para el Comandante General.
La tozudez oficial